Lejos estamos de esos caóticos días post lanzamiento de Pokémon Go. Y es que julio del 2016 significó una verdadera revolución en los juegos para celulares. Pronto nos acostumbramos a ver turbas de personas, con teléfonos en mano, correr detrás de una criatura que no podíamos observar a simple vista, pero que en el mundo virtual significaba un tesoro incalculable.
Claro, para nosotros los gamers esto no es algo muy difícil de entender, pero para instituciones públicas, que poco y nada conocen de videojuegos, resultó ser insólito. Es el caso de la armada canadiense, quienes atónitos vieron como personas invadieron sus cuarteles, con intenciones bastante distintas a la de un enfrentamiento armado.
Invasión Pokémon
El 10 de julio del 2016, cuatro días desde el lanzamiento de Pokémon Go, el Cabo Daniel Boyd de la milicia canadiense reportó actividad sospechosa cerca de la base North Bay. En la oscuridad vio cómo dos hombres, que conducían un vehículo, se adentraron en el recinto. La incertidumbre reinó al ver que estas personas mantenían su vista fija en la pantalla de sus teléfonos. En el reporte dado por Boyd se menciona que, al acercarse, vio que estos individuos se encontraban en la “búsqueda de criaturas místicas digitales.”
Muchos gimnasios y PokéParadas se encontraban en recintos privados como estos que, en el peor de los casos, su invasión podría tener consecuencias fatales. “Por favor, avisenle a los comisionados que, aparentemente, el fuerte Frontenac es un gimnasio y una PokéParada. Siendo completamente honesto, no tengo idea de lo que es eso”, se lee en una solicitud del Mayor Jeff Monaghan.
Pero las ocurrencias no terminan ahí. 10 días después de su lanzamiento, un museo militar recibiría la visita de muchos jóvenes que no necesariamente iban a conocer la historia de la armada canadiense. Y es que uno de los puntos de interés de Pokémon Go estaba ubicado en el Parque de Tanques de Worthington, donde se vio a 3 niños escalar al techo de estos vehículos de guerra, con el objetivo de capturar criaturas digitales.
Casos como estos llevaron a distintos cuarteles del país a designar militares dedicados a monitorear los alrededores en búsqueda de PokeParadas, gimnasios y otras áreas virtuales, para realizar un mapa de la zona.
Aunque directivos del ya mencionado museo de tanques no le dieron importancia al asunto e incluso mencionaron que el juego atraería a más visitantes, algunos oficiales vieron con malos ojos la llegada de estos entrenadores Pokémon. Esto significó que, a dos semanas de su lanzamiento, les enviaran una carta a Niantic, desarrolladora de Pokémon Go, quejándose por dichas molestias. “Con la implementación de esta PokeParada, habrá un incremento en el tráfico de la base, lo que tendrá un impacto negativo en la Misión Wing’s 22”, se mencionaba en la misiva. Niantic atinó a responder que evaluaría la situación.
Si no puedes con ellos, únete
En Halifax, directivos de la base militar intentaron sacar beneficios del juego y recomendaron a Niantic relocalizar uno de sus gimnasios, ya que este originalmente se encontraba en una zona de riesgo. Por otro lado, también dieron la idea de mejorar una PokeParada ubicada en un museo, transformándola en un gimnasio, lo que incrementaría la cantidad de visitantes.
Pasarían más de 3 años para que esta información fuera compartida al público, la cual fue difundida por la cadena canadiense CBC. Legalmente, la petición hecha por dicha compañía solo tardaría 60 días en ser contestada. La excusa de la armada fue la gran cantidad de peticiones que recibieron mediante la Ley de Transparencia de su país. Por otro lado, la cantidad de información recabada es mucho más grande de la que hemos mostrado en este artículo, por lo que recopilarla les debe haber llevado bastante tiempo. Esta es una de las grandes historias que provocó Pokémon Go en su tiempo, juego móvil que sigue alzándose como uno de los más populares en la actualidad.
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