Este episodio de Hibike! comienza con una Asuka totalmente desaparecida y una competencia nacional cada vez más cerca, cayendo así en Kumiko la misión de convencer a la madre de Asuka, para que esta última no deje la banda. Así comenzaba uno de los capítulos más emocional y visualmente cargados de Hibike! hasta la fecha.
Con la misión ya establecida, era el turno de la animación para brillar.
Después de la escuela vemos como Kumiko habla con Reina sobre la tarea que le encomendaron y van juntas a devolverle las llaves del club a Taki-Sensei. La escena en la que Reina habla sobre la habilidad de Kumiko de poder conectar con los demás ya era una secuencia fenomenal, pero me impresiono aún más cuando Taki-Sensei saca de las manos de Reina las llaves del club. En esa escena, todo el estado emocional de Reina fue transmitido a través de una unión de cámara con animación fantástica, ya que la energía de sus emociones volaba con la cámara hasta su cabeza y bajaba hasta la punta de sus pies arqueados. Aún no me explico como una escena tan simple como esa, puede extraer tantos detalles humanos. Hibike! en una cámara de menos de dos segundos transmite lo que muchos animes no pueden llegar a transmitir en doce capítulos, simplemente digno de aplaudir.
Luego de esta maravilla, pasamos al gran día donde Kumiko tiene que ir a la casa de Asuka, en su camino vemos como llega Kaori a darle los pastelillos favoritos de la madre de Asuka para darle una pequeña ayuda en su difícil tarea. Esta pequeña escena entre las tres sirvió para que no olvidáramos la naturaleza fundamental de Asuka, ya que rápidamente noto que Kaori se estaba entrometiendo en sus asuntos, pero Asuka simplemente respondió con una sonrisa vacía. El orgullo y la personalidad reticente de Asuka la hacen un personaje perfecto para un drama como Hibike!, aunque ella puede decir “Kaori es muy linda”, sus verdaderos sentimientos son claros ante la pantalla.
Después de luchar por estudiar, vemos como Asuka dejó caer la bomba (la cual yo predije hace tres reseñas atrás). Su padre era el famoso interprete de eupho, sus padres se divorciaron cuando ella tenía dos años, y su madre no le gusta que toque el eupho porque no quiere nada que conecte con esa persona. El resentimiento de Asuka hacia sus dos padres es claro, para referirse a ellos utilizo “solía ser mi padre” y “esa mujer”. Después de saber esta verdad quedó claro por qué Asuka era tan resistente a involucrarse a los dramas de la banda, ella veía sus luchas como trivialidades a comparación de la suya, y por esto mismo Asuka siente que lo que le esa pasando ahora es un castigo divino por siempre ver a los demás como objetos para lograr su verdadero propósito, el cual era poder ser escuchada por su padre en la competencia nacional.
Al fin y al cabo, resultó que Reina no estaba equivocada sobre la naturaleza especial de Kumiko. Asuka se logra sacar completamente la máscara que llevaba puesta e incluso nos muestra hasta una sonrisa verdadera. Este final de capítulo fue una liberación maravillosa de todas las tensiones que nos venía plantando Hibike! hace dos capítulos atrás.
El episodio concluyo a orillas del rio, mientras Asuka tocaba la canción que le dejo su padre. La verdad después de un capítulo definido por la tensión emocional, la dirección inquieta y la alta animación, ame la simplicidad del final. Los sentimientos de Asuka eran claros al solo escuchar su música, así que la cámara se alejó de las chicas para simplemente admirar la belleza del mundo que las rodeaba, esta escena es un claro ejemplo de cuanto se puede transmitir sin palabras.
Aún nos queda la interrogante si Asuka podrá seguir en la banda o no, creo que eso ya se nos responderá finalmente en el episodio siguiente.