El insólito caso de «ciberflatulencias» que terminó en arresto
Una mujer en el Reino Unido ha sido multada y sancionada con una orden de restricción luego de enviar repetidos videos de sus gases a la exnovia de su pareja. El caso, conocido como el primer arresto por «ciberflatulencias», ha generado todo tipo de reacciones en redes sociales.
El 29 de enero de 2025, el medio Metro reportó que Rhiannon Evans, de 25 años, envió a Deborah Prytherech, la ex de su novio, tres videos donde se grababa expulsando gases. Pero la situación no quedó ahí: en los días siguientes, Evans continuó enviando cuatro videos más.
Ante la inusual situación, Prytherech decidió denunciarla a la policía, alegando que estos mensajes le causaron «angustia y ansiedad».
La sentencia por el caso de «ciberflatulencias»
Tras la denuncia, Rhiannon Evans fue arrestada y presentada ante la corte, donde recibió una sentencia que incluye:
- Multa de $248 dólares por costos judiciales y $125 de compensación a la víctima.
- 15 sesiones de rehabilitación.
- Prohibición de consumir alcohol durante dos meses.
- Orden de restricción de dos años que le impide contactar a Prytherech.
En la audiencia, la víctima expresó que la situación le ha generado temor en su propio hogar.
¿Por qué envió los videos?
Según el reporte de Metro, Rhiannon Evans justificó sus acciones alegando que su pareja estaba siendo tratado de manera injusta respecto al contacto con su hijo, lo que la llevó a actuar impulsivamente.
La abogada defensora, Harriet Gorst, explicó que Rhiannon Evans había bebido antes de enviar los videos y que en ese momento no comprendía el impacto que tendrían. Sin embargo, la fiscal Diane Williams descartó que fuera una broma inofensiva, asegurando que «fue un acto puramente malicioso» y que Rhiannon Evans se mostraba «sonriendo y disfrutando el momento en los videos».
Otro arresto viral en el Reino Unido
Este peculiar caso de «ciberflatulencias» se suma a otros arrestos virales en el Reino Unido. En noviembre de 2024, un hombre de 63 años fue detenido en Londres tras robar más de 48,000 libras en queso, un botín valuado en casi 400,000 dólares.
Este incidente ha dejado en evidencia cómo el ciberacoso puede adoptar formas insólitas y generar repercusiones legales inesperadas.
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