Un circuito en el Olimpo del Sim Racing: La carrera de Fabián Portilla

El auge de los deportes electrónicos ha traído consigo la masificación de juegos como League of Legends y Counter Strike: Global Offensive. Estos títulos ponen frente a nuestros ojos actividades que los gamers no estamos acostumbrados a realizar. Y es que no todos los días lanzamos hechizos con nuestras varas ni “defusamos” una bomba.

Por otro lado, hay una buena colección de títulos competitivos basados en deportes, como el fútbol y el básquetbol, en franquicias como FIFA, Pro Evolution Soccer y NBA 2K. Estos representan acciones que hemos realizado más de una vez en la vida, con un formato mucho más fácil de consumir para el espectador promedio.

Si hay algo que todos estos juegos tienen en común, es el uso de un mando, un ratón y un teclado, formatos de control utilizados en un 90% de los videojuegos competitivos.

Pero, como todo en la vida, existen sorprendentes excepciones, es el caso de la escena de Sim Racing. Los videojuegos competitivos de carrera se mantienen como un nicho que se aleja del formato de esports tradicional, manteniendo incluso una fanaticada propia, la cual está más cercana a los deportes tradicionales que a los videojuegos.

Gran Turismo es uno de los simuladores de carrera más populares de la actualidad. La escena competitiva de este juego cuenta con la certificación oficial de la Federación Internacional del Automóvil, lo que se refleja en la gran puesta en escena de cada uno de sus eventos.

Este competitivo se divide en dos grandes competencias, la Copa de Naciones y la Serie de Fabricantes. El primero es netamente individual, en donde clasifican los primeros tres lugares de cada servidor, mientras que en el segundo, equipos de 3 corredores representan a distintas marcas de automóviles.

Muchos en Chile desconocen que en el país se cuenta con grandes exponentes del Gran Turismo competitivo. Uno de ellos es Fabian Portilla, quien se alza como uno de los mejores representantes de los deportes electrónicos chilenos. Junto con Nicolás Rubilar y Angel Inostroza, se han llevado premios importantísimos, haciendo sonar el himno nacional en más de una ocasión.

“A Nico lo conocí en 2013, jugábamos un campeonato llamado GT Fusion, el cual gané en 2015 y 2016. Desde que nos conocimos nació una profunda competitividad que lo motivó a mejorar. Era muy rápido, pero le faltaba un poco de consistencia, que al final desapareció cuando llegó GT Sport. Siempre traté de que se creyera el cuento y de que podíamos deja a Chile en lo más alto. A Angel lo conocí el 2012, en ese tiempo él jugaba con Joystick, pero aún así su competitividad lo hacía estar a la par conmigo. Luego pudo comprar uno, y mejorar aún más. Siempre queríamos probar quién era el más rápido de Chile”, explicó Fabian.

El corredor apunta a que esta rivalidad siempre ha sido amistosa, basada en la competitividad, pero también asume que han habido roces entre estos jugadores. Entre él y Rubilar se han creado conflictos, en meido de las carreras, debido a la pasión de ambos por el circuito, cuando en más de alguna ocasión se intentaron pasar el uno al otro, evidenciando el estilo de carreras agresivo de ambos.

Fue el mismo Portilla quien nos contó sobre sus inicios en el Gran Turismo, un camino que empezó a pavimentarse gracias a una inocente equivocación de su padre. “Siempre he jugado Gran Turismo, desde que mi papá me regaló una PlayStation 1, cuando yo sólo pedía una Nintendo 64. Al final terminó teniendo razón. El 2010 me compré mi primer volante, gastando $100.000 pesos ($121 dólares); mi mamá me dijo que había sido la peor inversión que pude haber hecho”, relató Portilla.

Meteórico ascenso

Pero no pasó mucho tiempo para que la familia de Fabian se diera cuenta del prometedor futuro de su hijo. Para el año 2012, ya participaba en sus primeros torneos, los cuales lo terminaron llevando a la elite del Sim Racing. Su primera aproximación a la gloria fue durante un Logitech Challenge, en el que terminó en el primer lugar del cono sur, llevándolo a debutar en un torneo internacional, en Sao Paulo, Brasil. Su primer torneo oficial de la FIA fue en Las Vegas, obteniendo la medalla de plata en ambos certámenes.

Sus grandes resultados lo llevaron a disputar la final mundial de Mónaco, a finales del 2018. En la Copa de Naciones, logró llegar a la fase de 16 mejores, en compañía de Nicolás Rubilar, terminando en las últimas posiciones. “Llegué con toda la confianza, pero el formato era un poco injusto, porque los autos eran distintos para todos. Si te tocaba un mal auto tu participación estaba arruinada. Lamentablemente pasó eso, en la final me tocó un pésimo auto y terminé en el lugar 13”, explicó. 

La notoriedad de Portilla fue incrementando triunfo tras triunfo y tiempo después ya estaba participando en programas de televisión chilenos como Fox Players. Posterior al World Tour de París, ganado por Nicolás Rubilar, los jugadores fueron invitados al circuito de Nürburgring en Alemania, lugar en donde, desde los años 20, se han realizado algunas de las competencias más importantes del mundo del automovilismo.

“La experiencia de Nürburgring ha sido una de las más bonitas que hemos tenido en nuestras carreras. La pista es mítica, Gran Turismo es patrocinador de la carrera real, que se estaba realizando en paralelo y éramos los VIP del evento. Fuimos al lanzamiento, al podio, compartiendo con los pilotos, en el palco principal con comida y bebestibles de primer nivel”, narró Portilla.

Su gran 2019 también también se reflejó en su desempeño competitivo, llevándolo a fichar con el equipo inglés ESPORTS+CARS, quienes cuentan con representantes en franquicias como Forza Motorsport, F1, Project Cars, Moto GP, WRC y Gran Turismo.

Durante esa época, también participó en la segunda temporada de The World’s Fastest Gamer, un documental que enfrentó a distintos corredores de Sim Racing, provenientes de diversos juegos. El ganador, James Baldwin, obtuvo un contrato con la escudería R-Motorsports, equivalente a 1 millón de euros.

“Éramos representantes de todos los Sim Racing en el mundo. Lo primero que nos llevaron fue a broncearnos, fue muy raro, y después nos llevaron a un penthouse en un hotel espectacular, era todo un piso para nosotros. A los 10 participantes nos dividieron en dos personas, equipo naranja y equipo celeste. El coach del equipo naranja era Rudy van Buren, ganador del primer The World’s Fastest Gamer, y el coach del equipo celeste era un ganador de GT Academy, que corre en la Super GT, la cual debe ser la categoría de autos carrozados más rápidos que existen”, contó.

A pesar de no ser el corredor más experimentado, Portilla si aprendió lo que es dejar los simuladores para competir en una carrera de autos reales: “Yo y mi otro amigo de Gran Turismo éramos los únicos que no teníamos experiencia manejando automóviles reales, el resto venían de Fórmula Renault, Fórmula Ford, Karting y distintas experiencias en circuitos. Por mucho que aprendiéramos, no íbamos a llegar al nivel de ellos en un par de ellos, lo que consideré injusto. La única diferencia entre un simulador y un automóvil real es ‘la sensación del trasero’. La sensación de las manos un simulador te la puede entregar, pero no la que se siente en el trasero”.

La última parada de Portilla, antes de la pandemia global del COVID-19, fue en el World Tour de Sidney, en el cual Angel Inostroza finalizó en el segundo lugar de la serie de fabricantes, en representación de Porsche.

Un lujoso pero restrictivo nicho

A pesar de la espectacular puesta en escena de los eventos de Gran Turismo, comparables a grandes eventos deportivos, el pasar económico de algunos de sus corredores no es el más óptimo. Ni Fabian Portilla ni Angel Inostroza cuentan con patrocinadores, por lo que han tenido que arreglárselas para darse a conocer, en medios especializados que suelen cubrir esports más masivos como el League of Legends.

“Lógicamente esto parte de los medios, pero las cosas no van a suceder de la noche a la mañana, uno se tiene que mover por si mismo. Yo, por mi parte, traté de contactar medios, a ver si nos hacíamos conocidos de alguna manera, pero nunca ha sido constante, nunca han seguido nuestra trayectoria. A menos que ganemos algo, nadie sabe nada de nosotros y eso nos juega en contra”, comentó Portilla.

Y es que estos competidores no cuentan con un sueldo fijo, ya que gran parte del dinero que reciben proviene de los premios de torneo. Tampoco suma el hecho de que los jugadores no puedan ser activamente representados por una casa deportiva, ya que todos deben competir con la misma indumentaria oficial de la competición. Los jugadores se han unido para solicitar que todos los torneos contengan un pozo monetario que se distribuya entre todos ellos, pero Polyphony Digital, desarrolladora de Gran Turismo, les ha mencionado que el problema proviene desde Sony, no desde la organizadora, estancando toda negociación.

A pesar de contar con verdaderas bestias como Igor Fraga, considerado como el mejor jugador del circuito, América Latina no cuenta con un gran fan base y ni siquiera con una gran cantidad de corredores activos.

Según Portilla, el método de clasificación para las competencias importantes es demasiado elitista, ya que “clasifica poca gente, de 20 mil personas que juega, solo clasifican 3 de Sudamérica. Como estamos yo, Nico y Fraga, los demás se rinden de inmediato, asumiendo que nunca nos van a poder alcanzar”. 

Pero Fabian mira el futuro con optimismo, el cual está lejos de alejarse del Gran Turismo: “Me gusta tanto esto que voy a competir todo el tiempo, no pienso retirarme. Lo que sí me gustaría en algún momento es profesionalizarlo de alguna manera, poder trabajar de esto de forma formal. También me encantaría ser coach o incluso trabajar para Polyphony y así generar el mejor juego posible, porque hay muchas cosas que se pueden mejorar. Cuando te gusta algo se pueden lograr cosas súper improbables como lo que me pasó a mi, al Nico y a Angel”. 

Salir de la versión móvil