Review: Yomawari: Night Alone

Así como hay solo una forma correcta de ver una película de terror, solo hay una manera apropiada de jugar un videojuego de terror: con las luces apagadas. Para que el terror funcione, tienes que estar involucrado. Tienes que dejarte asustar incluso cuando sabes que las imágenes que estás observando no pueden herirte. De otra manera, sería muy fácil clasificar cualquier cosa como poco tenebrosa.

Eso fue lo que hicimos con Yomawari: Night Alone. Apagamos las luces y aceptamos el terror que nos esperaba. 20 minutos después, ya habíamos encendido de nuevo las luces debido a que no íbamos a jugar este jodidamente tenebroso juego en la oscuridad.

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[su_box title=”Review” box_color=”#3a9b24″ title_color=”#ffffff”]Yomawari: Night Alone (PS Vita, PC (Version reseñada))
Desarrollador: Nippon Ichi Software
Distribuido por: NIS América
Fecha de Lanzamiento: 25 de Octubre 2016[/su_box]

Yomawari: Night Alone nos dio nuestro primer susto a solo tres minutos de empezar a jugar. Todo empieza con una pequeña niña paseando a su perro Poro en el medio de la noche, pero casi volteamos la pantalla de la computadora cuando el perro fue a perseguir una pequeña roca que la chica le lanzó, solo para ser arrollado por un camión. La siguiente imagen fue la de un rastro de sangre que fue lo que quedo del pobre can. Pero luego la chica se queda sola cuando su hermana corre a pedir ayuda. Después de esperarla por mucho tiempo, la protagonista decide buscar a su hermana mayor. Cuando finalmente las dos se reúnen, la hermana mayor le dice a la niña que cierre los ojos y que nos los abra por nada del mundo. Con sus parpados firmemente cerrados, un terrible sonido la sorprende. Cuando por fin logra abrir sus ojos, su hermana ha desaparecido y se da cuenta que ha despertado en una temible pesadilla que apenas comienza.

Toda la secuencia de apertura de Yomawari es fascinante. Procedimos perturbados, antes de si quiera saber cómo funcionaba el juego o que monstruos nos estarían acechando en este pueblo fantasma, aterrados de lo que podría haber a la vuelta de la esquina. Al igual que los primeros cinco minutos de cualquier película de terror que valga la pena, el inicio de Yomawari nos da una muestra de lo que nos espera en sus siguientes horas.

Yomawari es una experiencia survival horror de perspectiva isométrica que se divide en varios capítulos. Cada capítulo te pone a explorar más del pueblo mientras buscas a tu perro y a tu hermana e intentas resolver los múltiples misterios que hay entre tu personaje y el enigmático final de esta escalofriante historia.  El pueblo es bastante grande y muchas más áreas se van desbloqueando a medida que procedes, aunque generalmente el juego te indica la dirección de tu objetivo principal. A través de las oscuras calles, tenebrosos callejones y lúgubres jardines encontraras objetos brillantes custodiados por aterradoras criaturas de la noche, muchas de las cuales solo pueden ser vistas cuando son expuestas al brillo de tu linterna. No hay forma de enfrentarlas, así que cuando finalmente te encuentras cara a cara con los muchos terrores que te acechan, tu única opción será correr y esconderte.

Este no es un juego que te lleva de la mano. Fuera de un breve tutorial, Yomawari: Night Alone te abandona a tu suerte en medio de la noche, lo cual es una bocanada de aire fresco cuando lo comparamos con muchos otros títulos que se esfuerzan explicando demasiado las cosas. Yomawari tiene una inusual cualidad minimalista, la cual es la mejor opción que sus desarrolladores pudieron tomar dado el tipo de juego. Hay pocas cosas fuera de los menús que te saquen de la experiencia, tu única compañía es el sonido de los pasos de una niña en el oscuro pavimento y los latidos de su corazón que se intensifican a medida que las criaturas de la noche se acercan. La historia es bastante escasa, solo instrucciones de donde se debe ir a continuación, permitiéndote ver los eventos que transcurren desde el punto de vista de esta pequeña niña que a pesar de tener mucho miedo es muy valiente. Una pequeña niña que está condenada a morir muchas, muchas veces.

La muerte no tardo en alcanzarnos y muchas veces fue de un solo golpe. Cuando corres por tu vida, los latidos de su corazón aumentan provocando que tu personaje se mueva más despacio. Yomawari: Night Alone, te da solo unos breves momentos para descubrir cómo sobrevivir. La pantalla roja de la muerte inundo muchas veces nuestro monitor sin siquiera saber que fue lo que nos alcanzó. Pero nos hacemos responsables por la mayoría de ellas, como cuando pasamos por alto por un susto inesperado un ítem clave para superar a cierto enemigo. Muchos de los objetos en el juego, ya sean ítems que necesitas recoger o lugares donde te puedes esconder, tienen un área de activación pequeña donde tienes que presionar el botón correcto para realizar la tarea que necesitas. Nos vimos morir múltiples veces debido a que avanzamos muchos pixeles más allá de un objeto donde nos pudimos haber escondido.

Cuando por fin logramos encontrar refugio detrás de un arbusto de rosas o una señal de tráfico, la cámara se acercaba en la pequeña niña, mientras luces rojas pulsantes representando a las criaturas que nos perseguían se movían lentamente lejos de nosotros. Es una bellísima elección de la dirección de arte, una de las muchas que hacen de Yomawari uno de los juegos de mejor aspecto que hemos jugado este año. No hablamos de proezas técnicas, pero el arte del juego dibujado exquisitamente a mano y los acertados diseños de los enemigos se combinan para proveer de una experiencia de juego absolutamente aterradora.

Aunque a medida que avanzas, Yomawari: Night Alone se hace menos tenebroso, admitimos que hubo momentos donde este juego de veras nos espanto. El juego tiene sustos de brinco, pero bien alejados unos del otro para que no pierdan su efecto. En vez de eso, el tenebroso ambiente dentro del juego es lo que provocó que nunca dejáramos de sentir escalofríos. Ojos abriéndose repentinamente en el piso, una pelota rebotando solitaria en una cancha, el repentino paso sin aviso de un tren a toda velocidad y otros detalles ayudaron a que el juego tuviera una atmósfera opresiva en cada uno de sus capítulos.

Nunca sabíamos que íbamos a encontrarnos. Algunas veces las criaturas escondidas no eran tan aterradoras, como cuando nos encontramos un caballo en llamas sin cabeza que provocó una reacción audible de: ¿Qué rayos es eso? En otra oportunidad nos encontramos caminando por un oscuro callejón solo para ver la silueta de un gigantesco monstruo esperándonos al final, que provocó que saliéramos corriendo de allí sin ni siquiera terminar de ver de qué se trataba.

La historia principal no es precisamente muy larga, pero el tiempo de juego que posee se puede duplicar e incluso triplicar si te dedicas a explorar todo el pueblo, ya que muchos de sus misterios no son obligatorios para alcanzar la conclusión del juego. Aunque no hubiera estado mal que estos puzles hubieran sido obligatorios, si esto significará pasar más tiempo con este genial juego de terror.

Aun sentimos escalofríos por el solo hecho de pensar en Yomawari: Night Alone. Sea que se trate de recordar algún un momento particularmente aterrador o de alguna imagen perturbadora que no podemos sacar de nuestra mente, este juego será una experiencia que recordaras vívidamente por bastante tiempo. Nuestra única queja es que quisiéramos que hubiera más juego que poder recordar.

 

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