Opinión: Que vuelvan los juegos clase B

Es una realidad que la industria de los videojuegos de hoy en día está en constante crecimiento pese a las polémicas que han generado y los esfuerzos de grandes empresas por cambiar sus políticas en torno a la promoción de estos (aunque algunas de estas decisiones resulten hasta hipócritas). Sin embargo, hoy no quiero hablar de eso. Por el contrario, me gustaría introducir un término que para mi se trata del génesis de los videojuegos, los juegos clase B.

¿Qué es un juego clase B?

Existen muchas definiciones en torno a esta pregunta: que si es un juego no tan bueno, que no es tan conocido, etcétera. Yo lo planteo de la siguiente forma: un juego clase B es aquel que no cuenta con el financiamiento ni inversión de un título AAA, pero que, sin embargo, tampoco cae en la categoría de indie, pues sí cuenta con un estudio de renombre detrás, o al menos, un financiamiento decente. Quizás es algo engañoso el título, pues los juegos clase B aún no desaparecen, pero sí están cerca, a mi parecer, de desaparecer.

Captura de Okami

Ahora quizás te preguntes, ¿qué es lo que hace tan especial estos juegos como para querer que vuelvan?. La respuesta es simple: porque estos apoyan a la creatividad de desarrolladores talentosos con ideas arriesgadas. Al comienzo de la era de los videojuegos, los desarrolladores tenían que enfrentarse a un mundo desconocido, un mundo en el que no habían bases en las que apoyarse para poder crear un juego exitoso, y por ende, tenían que probar cosas nuevas todos los días. Es en ese entonces que juegos como Tetris, Super Mario Bros, GTA, e incluso Zelda fueron los máximos exponentes de la época por ser pioneros en sus respectivas áreas y ser los mejores en ello a la vez.

Más tarde, en la epoca de Playstation 2, Gamecube e incluso Wii, XBOX 360 y PS3, muchas compañias se daban la oportunidad de probar cosas nuevas, de experimentar en la creación de nuevos géneros, mecánicas e ideas innovadoras que tenían tanta probabilidad de ser un éxito como de fracasar, pues tenían que encontrar nuevas fórmulas para atraer más público sin quedarse con lo ya hecho. Juegos como God Hand, Katamari Damacy, Time Splitters e incluso Okami se atrevían a desafiar a los grandes títulos de sus épocas correspondientes presentando sus descabellados gameplays y cruzando los dedos por ser el siguiente éxito.

Gameplay de God Hand

¿A qué voy con todo esto? a que es necesario que esta clase de juegos vuelva, claramente. Estamos estancados en una época en la que las compañías prácticamente nos están vomitando secuelas tras secuelas de los mismos juegos (no vale Pokémon ni Fifa) y nos agarran por la nostalgia relanzando videojuegos a través de remasters y remakes de éstos (algunos bastante pobres, como es el caso de Shenmue y sus remasters). Es decir, las compañias ya no se están encargando de entregarnos ideas innovadoras ni videojuegos de calidad, pues (como es obvio) solo se preocupan de vender y mantener sus números en verde.

Por otra parte, valoro mucho a los estudios independientes, que se esfuerzan cada día en entregarnos lo mejor de sí con juegos como Celeste, RimWorld, Cuphead y Shovel Knight, que ya de por sí son excelentes. Pero aún hay muchos otros juegos independientes en desarrollo que no cuentan con los recursos para poder llevar sus proyectos a cabo y que también podrían ser el próximo videojuego del año. ¡Que vuelvan los juegos clase B!.

Gameplay de Beautiful Katamary

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