Análisis de Call of Duty: Black Ops Cold War

El 9 de noviembre de 2010, Treyarch y Activision rindieron su propio homenaje a la Guerra Fría con Call of Duty: Black Ops. Esta entrega nos llevó a Vietnam al ritmo de los Rolling Stones, posicionándose como una de las mejores narrativas realizadas en esta bélica saga anual.

Su historia nos introdujo a icónicos personajes como Alex Mason y Frank Woods, con quienes visitamos Cuba, el sudeste asiático e incluso tuvimos una reunión ultra secreta con el Presidente Kennedy en el Pentágono.

Sus posteriores secuelas dejaron un sabor agridulce en la comunidad, desviándose de la temática original para emplazarnos en un conflicto futurista que poco tenía que ver con las operaciones de los años 70. Es por eso que Black Ops Cold War causó anticipación, siendo una continuación directa de las aventuras y desventuras vividas hace ya una década.

Seamos sinceros…

El título nos pone en la piel de ‘Bell’, un agente al cual podemos modificar su nombre, origen, aptitudes e incluso el género, pudiendo cometer crímenes de guerra como una persona no binaria. Como si del multijugador se tratara, podemos escoger ventajas que nos ayudarán a sobrevivir las oleadas de enemigos. Estos, por ejemplo, nos permitirán apuntar mejor desde la cadera, pero ninguno resulta lo suficientemente determinante para potenciar nuestra experiencia de juego.

La historia de Black Ops Cold War marca el regreso de Woods y Mason, y a su vez la introducción de Rusell Adler, nuestro principal “compañero” en la cruzada para detener a Perseus, un misterioso militar ruso que podría desatar un holocausto nuclear en occidente. De Perseus no sabemos mucho y el juego tampoco se esfuerza demasiado en destacar a este personaje. Nuestras misiones estarán enfocadas a llegar hasta él, derribando a sus agentes más destacados con el objetivo de recabar información sobre su paradero.

El 90% del tiempo conseguiremos esto a través de disparos, ejecuciones y bombásticas explosiones, las cuales no se alejan de lo que hemos visto desde la vieja PlayStation 2. La campaña de esta entrega no supera las 6 horas, pero sí tendremos a disposición un par de misiones secundarias que podremos completar al encontrar pistas presentes en la historia principal. Lejos de complementar, estos niveles hacen de Black Ops Cold War una experiencia bélica aún más cliché.

Menos disparos, más contenido

Pero Black Ops Cold War también nos pone sobre la mesa dos de las mejores misiones en la historia reciente de la franquicia. Genial resulta la poca cantidad de plomo que se libera en gran parte de esta, siendo una contradicción a la tónica de la campaña principal. Sus mejores momentos son los que menos acción directa contienen.

La misión Medidas Desesperadas nos pone en la piel de Dimitri Belikov. Este coronel de la KGB, policía secreta soviética, es a la vez un informante de la CIA, traicionando a su madre patria con el objetivo de evitar el tan temido holocausto nuclear de la Guerra Fría.

Para eso, debemos abrirles paso a Adler y Bell al cuartel de la KGB, ubicado en Moscú. Nuestra tarea se aleja de la estructura clásica de un Call of Duty, transformándose en una especie de Hitman que sirve como oasis de la típica acción desmedida de la saga. Sin ánimos de hacer spoilers, solo podemos destacar la tensión que vivimos a lo largo de este episodio; momentos que no involucraron disparos, pero sí una gran narrativa.

Esta tónica se repite en contados pasajes de Black Ops Cold War, el cual nos da mayor tiempo para explorar la trama principal y conocer a sus personajes. Incluso podemos tener conversaciones directas con ellos, como si de un RPG se tratara. La mayoría posee una personalidad distintiva y lo que nos transmiten suele ser bastante interesante.

En segundo lugar se encuentra Crisis de Identidad, una de las misiones finales del título. Al tratarse de uno de sus últimos pasajes, hablaremos lo menos posible de esta, solo destacar el constante mindfuck que involucra esta introspectiva, en la cual podemos ver elementos de The Stanley Parable e incluso P.T., la genialidad del terror realizada por Hideo Kojima.

17 años de disparos ya han hecho notar su longevidad, pero en Black Ops Cold War hemos visto atisbos de una gran narrativa que puede adueñarse de nuevas entregas.

Más de lo mismo

Esta pequeña reinvención de la rueda no se refleja en su multijugador. Y es que su faceta online no entrega grandes novedades en relación a lo visto en Modern Warfare. Caballitos de batalla como Nuketown una vez más dicen presente, reflejo de la falta de argumentos de Activision para vendernos su multiplayer. Modos como Bomba Sucia aprovechan la naturaleza más abierta impulsada por Warzone, su battle royale, al cual también se puede acceder desde este juego.

El modo zombies, por su parte, opta por una acción cada vez más frenética. A diferencia de entregas anteriores, contamos desde el principio con las armas obtenidas en el multiplayer. El arsenal que obtengamos en partidas poseen colores que identifican sus rarezas, facilitandonos la labor de saber cuál hará mayor daño.

Pero las novedades terminan ahí y la falta de contenido se hace notar. A día de hoy solo contamos con Die Maschine como único mapa principal, el cual se inspira en el clásico Nacht der Untoten de World at War. Como agregado/relleno, también tenemos disponible la tercera edición del Dead Ops Arcade, cuyo encanto se esfuma a la segunda o tercera sesión de juego.

Guerra Fría, consola caliente

El presente análisis fue realizado en PlayStation 4, dispositivo que ya sufre los embates de la nueva generación de consolas. Y es que Black Ops Cold War exprime todo el potencial técnico de PS4 cuyas capturas de pantalla tardan una eternidad en realizarse y las notificaciones de trofeos pueden aparecer hasta 5 minutos después.

A esto hay que sumarle que Black Ops Cold War apunta a los 60 cuadros por segundo, fallando en lograrlo de forma estable. Y es que las caídas de frames son constantes, tanto en interiores como en las escenas de mayor acción. Preocupante resulta que esto también se replique en el multijugador, lo que empaña la experiencia competitiva.

Pero tampoco los culpamos, el título es un coloso gráfico que pedirá cada teraflop de potencia de PlayStation 4 y Xbox One. Las animaciones y el nivel de expresividad en los personajes es notable, aunque se hubiese agradecido escenas más viscerales como las presentes en WWII.

En conclusión

Call of Duty: Black Ops Cold War

7.8 NOTA

Está claro que Call of Duty: Black Ops Cold War no viene a revolucionar el medio. Su corta campaña y falta de novedades en su multijugador decepciona, pero sus innovaciones narrativas pueden sentar las bases para futuras entregas de la saga.

PROS

  • Espectacular apartado gráfico, incluso en PS4 y Xbox One
  • Misiones y experimentación narrativa que se alejan de los disparos, pero que están muy bien logradas

CONS

  • Corta duración de su campaña
  • Falta de novedades en su componente multijugador
  • Falla rotundamente en la tarea de lograr 60 cuadros por segundo

Puntos de Evaluación

  • Gráficos 10
  • Sonido 8
  • Jugabilidad 8
  • Multijugador 6.5
  • Duración 7
  • Historia 7.5
Salir de la versión móvil