Análisis: Assassin’s Creed Odyssey

Para muchos, Assassin’s Creed Odyssey ha traicionado su linaje. En una saga que se encuentra profundamente arraigada en la historia ancestral, Assassin’s Creed Odyssey se aparta de casi todo los aspectos que caracterizaron a sus predecesores. Es la oveja negra de la familia, pero al hacerlo se convierte en una de los más grandes juegos que ha visto esta franquicia.

Con eso dicho y como veterano de la saga, debes entender que Assassin’s Creed Odyssey no se siente como otros Assassin’s Creed. De hecho, es más fácil (y más apropiado) trazar paralelismos con otros juegos, que con la mayoría de los títulos anteriores de esta franquicia. Ese repentino cambio de identidad es bastante brusco considerando que este es el onceavo juego de esta querida saga.

Pero créenos, vale totalmente la pena. Ya que Assassin’s Creed Odyssey es el mejor Assassin’s Creed de todos, hasta ahora.

Historia

Para una saga que sigue de cerca el largo y sanguinario feudo entre Asesinos y Templarios, es extraño que ninguno esté presente en esta entrega. El escenario lo dicta de esa forma. Esta historia toma lugar en la antigua Grecia, aproximadamente 400 años antes de Assassin’s Creed Origins, donde pudimos atestiguar el nacimiento de la Hermandad de Asesinos.

En su lugar, nos enfocamos en el conflicto entre las ciudades de Atenas y Esparta. Los protagonistas, Alexios y su hermana Kassandra, son exiliados de Esparta y han pasado la mayor parte de su vida sobreviviendo como mercenarios. (Assassin’s Creed Odyssey te brinda la oportunidad de jugar con cualquier de ambos, pero debes escoger a uno solo para proceder el resto de la aventura).

Hay tres hilos narrativos críticos que unen la historia de Assassin’s Creed Odyssey. Primero está la búsqueda personal de Alexios y Kassandra por descubrir que le sucedió a su familia; luego tenemos una gran y poderosa organización que opera desde las sombras para controlar Grecia y finalmente, tenemos un oscuro secreto con el que se topan nuestros protagonistas y que podría explicar los orígenes de la humanidad.

Estos tres aspectos están entrelazados profundamente entre sí y son esenciales en esta aventura pero logran mantenerse frescos y únicos por su cuenta durante toda la duración del juego.

Todo esto sucede en medio de la guerra entre Atenas y Esparta, y donde tendrás que hacer tu mejor esfuerzo para ayudar a ambas facciones. Y esto es probablemente el mayor fallo de Assassin’s Creed Odyssey. Tu protagonista tendrá que ganarse la lealtad de los líderes tanto de Esparta como de Atenas, mientras que al mismo tiempo busca como detener los avances de la otra.

Es aquí donde hay una desconexión entre los que haces y lo que piensa tu personaje. En un momento buscas como reducir a escombros Esparta, y al minuto siguiente te toca mirar una secuencia donde tu protagonista está muy preocupado por el destino de la ciudad. Es realmente problemático, especialmente porque cada intento para ayudar una ciudad perjudica completamente a la otra.

Jugabilidad

Otro nuevo sistema que es nuevo para la saga es el de las opciones de dialogo. Tu protagonista tiene una multitud de formas con las que se puede aproximar a casi todas las conversaciones. Es algo más parecido a lo que hace BioWare con sus RPG que lo que podrías esperar de un juego de Assassin’s Creed.

Si este es el futuro de los diálogos en Assassin’s Creed, este primer intento les salió fantástico. Y aunque no se siente el impacto de tus decisiones en la personalidad de tu personaje, si se puede notar que cambia el resultado de tu aventura. Ciertas opciones abren el paso a nuevas misiones, alteran como los demás personajes tratan a Alexios y a Kassandra, y por supuesto, afectan el final.

He aquí un ejemplo poco detallado con el fin de no hacerte spoilers: Una misión cerca del final del juego tiene a dos de tus aliados más valiosos envueltos en una disputa sobre si tú deberías perdonar o asesinar a un potencial objetivo. Si decides tener piedad, te dará información valiosa sobre tu siguiente objetivo, lo que hará que ese asesinato sea mucho, pero mucho más sencillo.

El combate también ha sufrido cambios positivos en esta nueva entrega. Es el mismo sistema de combate que debutó en Assassin’s Creed Origins (combos de ataques rápidos y fuertes, con énfasis en oportunas evasiones). Assassin’s Creed Odyssey expande esa idea introduciendo habilidades.

Estos son movimientos especiales (como la patada Espartana o un golpe con el escudo) que pueden ser usados de manera intermitente. La Adrenalina es un nuevo indicador que se va llenando en cada pelea y luego al usar una habilidad verás como consume parte de la barra de adrenalina.

Lo anterior brilla en las grandes batallas de Assassin’s Creed Odyssey, en donde verás a cientos de soldados en el mismo campo de batalla. Abrirse paso en medio de todos estos enemigos es fascinante, mientras tratas desesperadamente de disminuir sus números lo más rápido posible antes de que abrumen tus propias fuerzas.

El dominio del sistema de habilidades es lo que le da fluidez a estos combates. Acumula suficiente adrenalina, desata un poderoso ataque, lanza algunos golpes más mientras tus enemigos intentan recuperarse y usa otra habilidad. Todo se mueve de manera fluida una vez que entiendes el sistema.

Gráficos

El desempeño grafico del juego no se tambalea en ningún momento, incluso durante las batallas más titánicas, pero aun si necesitarás un equipo bastante potente para obtener un buen desempeño. Nosotros lo probamos en una configuración que excede ligeramente los requerimientos “recomendados” para jugar en las opciones graficas “más altas” a 1080p y 30 fps.

Jugando en esta misma configuración, obtuvimos un promedio de 55 fps la mayoría del tiempo, con las cargas del CPU promediando el 50 porciento con picos tan altos como 80. Pero fuera de unos requerimientos elevados (típicos de los juegos AAA), Odyssey se comportó de una manera estable y dejaba regresar rápidamente al escritorio de Windows al intercambiar ventanas.

Vale la pena mencionar que, durante 50 horas de juego, solo tuvimos un solo error que nos forzó a reiniciar. Fuera de eso y su AI inconsistente, la experiencia fue suave como la seda.

Diversión

De todas las cosas que Assassin’s Creed Odyssey hace bien, su logro más impresionante es que de verás se siente como una verdadera odisea. El mapa es gigantesco. Las travesías a través del mar se sienten apropiadamente largas y peligrosas. (Las batallas navales son una versión simplificada del sistema de Assassin’s Creed IV: Black Flag, el cual regresa refinado y mejorado).

La escala de los combates es enorme. La tensión entre Atenas y Esparta se siente en todo momento. La narrativa sobre el origen de la humanidad te pondrá a luchar contra criaturas míticas como Medusa y hasta una Quimera. Este título se gana el título de “épico” de principio a fin.

Hay una ingeniosa subversión con respecto a la trama de la malvada y sombría organización que busca controlar Grecia. Assassin’s Creed es una saga que se ha ganado la reputación por sus inútiles objetos recolectables, el tipo de cosas que no tiene propósito dentro del juego. Assassin’s Creed Odyssey convierte a cada miembros de esa organización en una especie de objeto recolectable.

Hay docenas de personas que los protagonistas tendrán que investigar y reunir información de ellos antes de salir a su búsqueda y posterior asesinato. Esto convierte a los asesinatos en un coleccionable interesante y significativo. Es el logro más consistente con el tema y el estilo del juego que esta franquicia ha podido lograr.

Kassandra y Alexios son algunos de los protagonistas más memorables de todos los Assassin’s Creed, incluso si nunca piensas en ellos como verdaderos asesinos. En otro juego menos interesante, probablemente serian olvidados al momento de correr los créditos. Pero Assassin’s Creed Odyssey es soberbio en casi todos sus apartados. Es el Assassin’s Creed más impresionante, incluso si a momentos se sintiera fuera de lugar dentro de la franquicia.

Es tan masivo como los hombros del titán Atlas y tan fuerte como el legendario Hércules. En esta oportunidad, Ubisoft nos ha traído una verdadera épica digna de Homero.

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